Yo soy aquel desdichado y es tan grande mi bajeza, que después que me has comprado y tu esclavo me has llamado me quebrantas la cabeza.
Con la boca aprieto muy valiente y nunca me rompo un diente.
Cuando me observas de lado, parezco una cordillera, el don que me fue otorgado es dar forma a la madera.
Tengo dientes afilados, que mucho brillan al sol, y aunque me falta la boca soy un feroz comilón.
Nombre de ciudad tengo y a todo el que froto algo le desprendo.
Tengo el cuerpo de madera, mi cabeza es de metal y mi afición verdadera: golpear y golpear