Uso desmedido del agua y destrucción de ecosistemas acuáticos.
Explotación de organismos y ecosistemas a un ritmo mayor al de su regeneración natural.
Presencia de sustancias extrañas a la composición natural del aire, estas sustancias pueden ser perjudiciales.
Variación global y significativa del clima en la tierra.
Excesiva forma en que se trabaja la tierra, sin considerar la alternancia de la tierra.
Tala y quema de árboles en la que se destruye la superficie forestal.