¿Por qué, señor, te matas? ¿Por qué, señor, te congoxas?
Como la sanguijuela saca la sangre.
Pues en estos extremos, en que estoy perplejo, lo más sano es entrar y sofrirle y consolarle. Porque, si possible es sanar sin arte ni aparejo, más ligero es guarescer por arte y por cura.
Como Melibea es grande, no cabe en el corazón de mi amo, que por la boca le sale a borbollones.
¡Oh qué habla!, ¡oh qué gracia!, ¡oh qué juegos!
No agües con tan turvia agua el claro liquor del pensamiento que traygo.
Deja a la tiniebla acompañar al triste y al desdichado la ceguedad.
Personificación
Símil
Aliteración
Paralelismo
Hipérbole
Metáfora
Anáfora