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Cuando la encontró se puso como loco de contento. La tomó entre sus brazos y la cargó en sus hombros. Cuando llegó a casa les dijo a sus vecinos y amigos: Alegraos conmigo porque encontré mi oveja que se me había perdido".

Pero el pastor que recorría los campos buscando a su oveja oyó un balido lejano. Es ella pensó, y comenzó a correr hacia el sonido de la oveja. Allí la encontró en el barranco.

Todas las ovejas lo seguían obedientes, menos una, que era muy despistada y no atendía a las órdenes del pastor. Solía quedarse entretenida mirando cualquier cosa que se encontraba por el camino.

Sucedió un día que la oveja distraída iba saltando y se apartó del pastor y de sus cuidados

La ovejita no sabía volver a casa sola, resbaló y cayó en un barranco. Herida y asustada comenzó a gritar, era lo único que podía hacer.

Entonces el pastor tomó una decisión, dejó a las noventa y nueve en el redil y él se fue corriendo a buscar la oveja perdida.

El pastor se puso muy triste porque amaba a cada una de sus ovejas.

El pastor, que era muy responsable contaba cada día a sus ovejas. De repente se dio cuenta que faltaba una de ellas, aquella despistada

Un pastor tenía cien ovejas, él conocía a cada oveja de su rebaño, quería a cada una Como buen pastor llevaba al rebaño a comer en los mejores pastos.