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Pueden consumirse desde cualquier dispositivo y además de permitirte compartir conocimientos te ayuda a mejorar la imagen de marca y a generar prospectos.

Muchas veces las personas no tienen tiempo de ver un vídeo de dos minutos y las empresas optan por este contenido.

Son otra manera muy visual de compartir información en las redes sociales mediante eventos o charlas en vivo (streaming)

Ayudan a detallar instrucciones o explicar cómo hacer algo.

No solo funcionan sino que son populares, atraen tráfico, a los usuarios les gusta compartirlos —son perfectos para compartir en las redes sociales— y además son muy fáciles de crear.

Son fáciles de consumir y de entender además de ser una forma muy potente de atraer a la audiencia, por eso son un tipo de marketing visual cada vez más utilizado en las estrategias de contenidos por las marcas.

Al aplicarlo en su empresa trate de no sobrepasar los dos minutos de duración si quiere mantener a la audiencia interesada hasta el final.

Son fáciles de conseguir, altamente compartidas, refuerzan el mensaje que quieres transmitir y ayudan a enfatizarlo.

Son un recurso excelente para ejemplificar algo, ayudar a resolver un problema o simplemente compartir esa imagen para demostrar o evidenciar algo.

Las publicaciones que contienen este tipo de contenido crecen en tráfico un 12% más que las que no las incluyen, y de hecho se leen 30 veces más que los textos de un post.