JAIRO ERA UNO DE LOS JEFES DE LA SINAGOGA. SU HIJA ESTÁ MUY ENFERMA.
JESÚS DICE A LA NIÑA: “NIÑA, A TI TE HABLO, LEVÁNTATE”, Y LA NIÑA SE LEVANTA.
JESÚS, AL VER EL ALBOROTO, DICE QUE LA NIÑA ESTÁ DORMIDA.
SE ACERCAN A JAIRO A DECIRLE QUE LA NIÑA HA MUERTO.
UN DÍA PIDE A JESÚS: “PON TUS MANOS SOBRE MI HIJA Y VIVIRÁ”.
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