Dar de comer al hambriento y de beber al sediento
Visitar a los presos
Vestir al desnudo
Visitar a los enfermos.
Dar posada al peregrino
Enterrar a los difuntos
«Si un hermano o una hermana están desnudos y carecen del sustento diario, y alguno de vosotros les dice: “Id en paz, calentaos o hartaos", pero no les dais lo necesario para el cuerpo, ¿de qué sirve?» (St 2, 15-16).
Cristo no tenía lugar sobre el que reposar. Un amigo, José de Arimatea, le cedió su tumba.
Era un asunto de vida o muerte
La Parábola del Buen Samaritano
«El que tenga dos túnicas que las reparta con el que no tiene; el que tenga para comer que haga lo mismo» (Lc 3, 11).
No sólo ayuda material sino una asistencia espiritual.