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Un cómic, por lo general, no incluye el comienzo, desarrollo y final de la historia en el mismo libro. Al ser típicamente una publicación periódica, cada número contiene una parte de la historia completa. El lector no puede, en un número, descubrir los personajes ni conocer la historia. Por el contrario, una novela gráfica tiende a cubrir una historia completa. Si los escritores o artistas deciden crear una secuela, esta contendrá igualmente una historia completa con su principio, desarrollo y final. Algunas novelas gráficas están diseñadas de tal forma que la historia es difícilmente separable en pequeñas piezas. Este formato permite que el escritor tenga total libertad para contar la historia de una forma original y gráfica sin tener que alterar el flujo natural de la historia que en el cómic, por su publicación periódica, está obligado a hacer. Algunas veces salen colecciones de cómics adaptadas para ser publicadas en forma de novela gráfica combinando diferentes entregas del cómic para crear una experiencia de lectura continuada, aunque normalmente se mantiene una división clara entre cada parte. En ocasiones se pueden encontrar tiradas de cómics publicadas en formato de libro. Esto puede confundir a la hora de diferenciar novela gráfica y cómic, pero en este caso ha de tenerse claro que era una colección de cómics encuadernada en un formato diferente al habitual.