Los ojos captan que el balón se dirige directamente hacia la portería.
Los músculos de las piernas y de los brazos actúan y la niña para el balón.
La información viaja hasta el cerebro por los nervios ópticos.
El cerebro interpreta que hay que moverse para coger el balón.
El cerebro transmite órdenes a los músculos de las piernas y de los brazos a través de los nervios.