1
Proceso que se consolida en la mezcla de tres elementos: saber hacer, querer hacer y deber hacer.
2
Carácter que se le asigna a los artistas en el S.XVIII para atender un talento natural (no adquirible), ejemplar y difícilmente reproducible.
3
Categoría estética que alude a lo que desborda los sentidos, se asocia a lo complejo, enorme, a veces terrorífico.
4
Rama de la filosofía nominada hasta el S. XVIII como teoría de la sensibilidad. Trata de la relación objetivo-subjetiva en el arte o cómo el sujeto enfrenta a la obra, su interés es combatir la perplejidad y confrontar consensos valorativos.
5
Es uno de los componentes analíticos, atiende los valores materiales, las soluciones objetivas y los procesos. Trata de dar respuesta al ¿cómo?
6
Entre las características que lo definen, están: a) ser un bien cultural (no natural) y b) ser optativo.
7
Práctica asociada al naciente mercado del arte entre los S. XVIII y XIX. Evalúa y emite juicios, revive percepciones y experiencias frente a la obra expuesta.
8
Objeto con acción operatoria, con tiempo y espacio propio por proceso de creación. Actúa, ha sido creado y el efecto de apreciación le es inherente. Se opone a los productos y a los objetos consumados.
9
Objeto cuya característica es la desfuncionalización, es conservado y elevado a apreciación simbólica. Se opone a los productos y las obras.
10
Categoría estética que atiende la simetría y la proporción, agrada y genera una tranquila contemplación. Se realiza aparentemente sin esfuerzo. Se opone a la fealdad.
11
Nombre asignado a los artistas en el S. XIX para referir un estilo de vida desprovisto de riquezas, donde comienza a asimilarse la noción: "por amor al arte".
12
Prioridad selectiva consuetudinaria