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Jugar Adivinanza

Treinta y dos sillitas blancas en un viejo comedor, y una vieja parlanchina que las pisa sin temor.

Guardada en estrecha cárcel por soldados de marfil, está una roja culebra, que es la madre del mentir.

Tengo un tabique en el medio y dos ventanas a los lados por las que entra el aire puro y sale el ya respirado.

Mucha o poca, larga o corta, ponte las gafas que a nadie le importa.

Laterales parapetos que van siempre por parejas; les encantan los secretos.

Cinco hijitos tiene cada una y dan tortazos como ninguna.