Exposición a agentes patógenos
Posturas ergonómicamente incorrectas
Inadecuado almacenamiento de materiales
Transmisión de enfermedades
Áreas congestionadas
Levantamiento de objetos pesados
Esfuerzo físico excesivo
Contacto con fluidos corporales
Falta de iluminación adecuada
Superficies resbaladizas
Realizar pausas y estiramientos
Uso de equipos de protección personal (EPP)
Aislamiento de áreas contaminadas
Uso de cinturones de seguridad
Organización y etiquetado de almacenamiento
Colocación de señales de advertencia
Mantenimiento regular de equipos
Uso de ayudas mecánicas
Lavado de manos frecuente
Diseño de estaciones de trabajo ajustables