PEREZA
LUJURIA
LA SOBERBIA
IRA
ENVIDIA
AVARICIA
VIRTUDES HUMANAS: Disposición habitual y firme a hacer el bien
GULA
El amor excesivo por la riqueza es otro de los pecados capitales que más almas condena. Y es un vicio capital porque ese afán por el dinero, o por cualquier cosa que se desea desmedidamente, lleva al hombre a tratar de conseguirlo mediante cualquier medio y acto.
Generosidad, humildad, castidad, templanza, caridad, diligencia.
Sentimiento de indignación, venganza o furia. Puede ser tan fuertes las emociones desatadas, que uno puede llegar a ir en contra del amor de Dios y del prójimo.
Deseo excesivo por ser preferido a otros, el amor desmedido por uno mismo, por creerse por encima de los demás. Con esa actitud, uno está menospreciando a Dios y a los demás.
Es esa tristeza, pesar o rencor del bien ajeno; que te lleven los demonios por la buena suerte de alguien, deseando que dicha fortuna fuera tuya. Es un vicio que tortura al pecador desdichado y que genera odio al prójimo.
Es el desafecto, la dejadez, por las cosas que se deben hacer. Esa falta de voluntad y esfuerzo acaba con la incapacidad del alma de llevar las riendas. Es un abandono físico y espiritual.
Es el deseo excesivo por el placer sexual. Esa satisfacción carnal se aleja del propósito divino, el del amor entre cónyuges entregados a la procreación. "No cometerás adulterio", reza el sexto mandamiento. Aunque el cuerpo no actúe, sólo con tener pensamientos considerados impuros, uno está pecando.
Comer y beber cada día como si no hubiera un mañana. Es pecado porque se daña el cuerpo por el mero de experimentar ese placer y porque dificulta o imposibilita llevar a cabo trabajos y otros deberes.