Entre los siglos XVI y XVII, en Europa, la concentración de poder político llegó a su máximo nivel con la consolidación de los Estados absolutistas.
Es una forma de gobierno en la que el poder para gobernar recae exclusivamente en manos de un:
Ejerce sus funciones de manera autoritaria
Al morir, pasa su poder a su hijo o sucesor.
Esta forma de gobierno sostiene la creencia de que el mismo Dios eligió a esa persona o familia para gobernar tal o cual país.
Su autoridad es indiscutible e ilimitada.