La grandeza se demuestra en los pequeños detalles
El blanco algodón que surca el cielo
De finales, fugaces, fugitivos, fuegos fundidos en tu piel fundada
La muerte la venía acechando
El tiempo es oro
Salid fuera sin duelo, salid sin duelo, lágrimas corriendo
Llueve a cántaros
Mi mamá me mima
El amor golpeó su puerta cuando menos lo esperaba
El sol se encargó de protegerla
Tus manos son suaves como el terciopelo
Dale al aspa, molino, hasta nevar el trigo, dale a la piedra, agua, hasta ponerla mansa
Que te amo con el alma, que te quiero con el corazón
Mi corazón serenose abre, como un tesoro
Los ruidosos ronquidos retumbaban sin parar
Me esfuerzo por olvidarte, y sin querer te recuerdo.
Devoró libros, pasto del alma
No hay extensión más grande que mi herida
Tu frente serena y firme, tu risa suave y callada