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Hay que grabarla en el corazón: Queden grabadas en tu corazón estas palabras que yo te mando hoy…Guarda, hijo mío, mis palabras; conserva como un tesoro mis mandamientos

Hay que aceptarla: Si alguno me ama, guardará mi palabra, y mi padre lo amará, y vendremos a él, y haremos morada en él…Pero si se mantienen fieles a mi palabra serán verdaderamente mis discípulos

Hay que ponerla en práctica: Que no son justos delante de Dios los que oyen la palabra, sino los que la cumplen…Pongan por obra la palabra y no se contenten solo con oírla

Viene del Padre: En el principio era la palabra, y la palabra estaba ante Dios, y la palabra era Dios. Y la palabra se hizo carne, puso su tienda entre nosotros, y hemos visto su gloria, la gloria que recibe del padre el hijo único; en él todo era don amoroso y verdad

Esta carta nos hace felices: Dichosos, más bien, los que oyen la palabra de Dios y la guardan

Dios quiere que lo escuchemos: Presten oído, cielos, que hablo yo, y la tierra escuche las palabras de mi boca. Como lluvia se derrame mi doctrina, caiga como rocío mi palabra, como suave lluvia sobre la hierba verde, como aguacero sobre el césped