Colonizaciones de frontera

Los radicales impulsaron procesos colonizadores en algunas zonas como el piedemonte llanero, buscando con ello imitar lo que se hacía en Estados Unidos y Argentina, bajo el lema “gobernar es poblar”. Además, creían que colonizando se incorporaban tierras fértiles y potencialmente productivas a la débil economía nacional. No obstante, la colonización de tierras baldías sin explotar agrícola ni ganaderamente no corresponde únicamente al período radical. Desde la colonia y comienzos del siglo XIX, los campesinos tanto mestizos, como indígenas y blancos, más los negros, manumitidos o escapados buscaron terrenos para habitar. Otras causas de la colonización fueron el desempleo y la presión demográfica que obligó a las personas a buscar sustento en territorios casi inexplotados. Con el surgimiento de la república a comienzos del siglo XIX, el estado patrocinó la colonización de tierras en las fronteras conocidas, para motivar la expansión agrícola y para pagar deudas que había contraído, otorgando títulos de propiedad a quienes se arriesgaban en territorios desconocidos. Esto trajo conflictos posteriores, pues personas con pocos escrúpulos llegaron a falsificar títulos de propiedad, para apoderarse de tierras que ya habían sido mejoradas durante varios años.
Todas las colonizaciones del siglo XIX no fueron iguales. La más conocida es la antioqueña en el centro-occidente del país, que incorporó a la economía colombiana terrenos fértiles para el cultivo del café, que se convertiría en el mayor reglón productivo del país. Otras colonizaciones se adelantaron en la Costa Atlántica, Chocó, Cauca, Valle, Cundinamarca, los Llanos Orientales y el Magdalena medio en Santander. Los propósitos fundamentales de estas colonizaciones fueron incorporar tierras a la producción agrícola y ganadera, y fomentar la población de territorios con lo cual el estado buscaba hacer presencia física.
También se diferenciaron, porque, por ejemplo la antioqueña incorporó zonas a la economía del país por medio del café, mientras que otras como los Llanos Orientales, Urabá y Chocó fracasaron en la medida que el estado no logró proponer medidas económicas claras sobre estas regiones, no logró poblarlas como tenía pensado. Incluso aún hoy estas tierras se encuentran apartadas de procesos productivos con relación al resto del país y el Estado sigue lejos de la búsqueda de soluciones a las dificultades que en estas tierras se presentan.