Soy una mamá apasionada de la enseñanza a través de las actividades lúdicas. Tuve la bendición de acompañar a mi hija en su proceso de desarrollo de la habilidad física, cognitiva y emocional de leer, escribir, comprender lo que lee y crear sus propias historias. Todo esto y mucho más, fuera de la presión, rigurosidad y competencia académica de aulas escolares tradicionales. Me encanta acompañar a otros en este mismo proceso, porque un niño que lee es un adulto que piensa, porque la buena educación abre caminos hacia el éxito y la excelencia, porque cuando ya no esté en este plano de existencia, habré dejado plantadas semillas de grandeza. Y, porque tengo la certeza desde mi propia experiencia, la de mi hija y las personas a quienes he tenido y tengo el gusto de servir, que el juego y las actividades recreativas con propósito, activan la disposición física y emocional para aprender y aprehender, sobre todo en las primeras etapas de desarrollo infantil, pero se hacen presentes toda la vida.