Nivel #3
¡Felicidades! has logrado llegar al último nivel del desafío. Falta la última prueba, realicemos esta esta última actividad.
Lee atentamente el fragmento final de la historia y resuelve una serie de preguntas a continuación.
Narciso siguió hablando, pero Eco era incapaz de expresarle sus sentimientos. Finalmente, como la ninfa que era, acudieron en su ayuda los animales, que de alguna manera le hicieron entender a Narciso que Eco estaba enamorada de él. Ella le miró expectante, ansiosa… pero la risa helada de Narciso le desgarró.
Y así, mientras Narciso se reía de ella, de sus pretensiones, del amor que albergaba en su interior, Eco decidió morir de pena. Desesperada se retiró a su cueva, donde permaneció quieta, sin moverse, sin comer, repitiendo en voz queda, como un susurro, las últimas palabras que le había oído a su amado…
«qué estúpida… qué estúpida… qué… estu… pida…».
Cuando las doncellas despechadas -recordad que no solamente estaba Eco, había muchas más- ven el final de Eco claman al cielo pidiendo venganza. Némesis, la diosa de la justicia y la solidaridad griega, quien había observado todo desde el cielo los escucha y hace que, en un día muy caluroso, tras una cacería Narciso se incline sobre una fuente para calmar su sed.
Y allí, cuando está a punto de beber, ve su imagen reflejada. Tal y como había predicho Tiresias, esta imagen le perturbó enormemente. Quedó absolutamente cegado por su propia belleza en el reflejo. Enamorado de sí mismo e insensible ya para el resto del mundo murió allí mismo. Unos dicen que, de inanición, ocupado eternamente en su contemplación. Otros que enamorado como quedó de su imagen, quiso reunirse con ella y murió ahogado tras lanzarse a las aguas.
En lo que todos están de acuerdo es que en el lugar de su muerte brotó una nueva flor al que se le dio su nombre: el narciso, flor que crece sobre las aguas de los ríos, reflejándose siempre en ellos.
Lee atentamente el fragmento final de la historia y resuelve una serie de preguntas a continuación.
Narciso siguió hablando, pero Eco era incapaz de expresarle sus sentimientos. Finalmente, como la ninfa que era, acudieron en su ayuda los animales, que de alguna manera le hicieron entender a Narciso que Eco estaba enamorada de él. Ella le miró expectante, ansiosa… pero la risa helada de Narciso le desgarró.
Y así, mientras Narciso se reía de ella, de sus pretensiones, del amor que albergaba en su interior, Eco decidió morir de pena. Desesperada se retiró a su cueva, donde permaneció quieta, sin moverse, sin comer, repitiendo en voz queda, como un susurro, las últimas palabras que le había oído a su amado…
«qué estúpida… qué estúpida… qué… estu… pida…».
Cuando las doncellas despechadas -recordad que no solamente estaba Eco, había muchas más- ven el final de Eco claman al cielo pidiendo venganza. Némesis, la diosa de la justicia y la solidaridad griega, quien había observado todo desde el cielo los escucha y hace que, en un día muy caluroso, tras una cacería Narciso se incline sobre una fuente para calmar su sed.
Y allí, cuando está a punto de beber, ve su imagen reflejada. Tal y como había predicho Tiresias, esta imagen le perturbó enormemente. Quedó absolutamente cegado por su propia belleza en el reflejo. Enamorado de sí mismo e insensible ya para el resto del mundo murió allí mismo. Unos dicen que, de inanición, ocupado eternamente en su contemplación. Otros que enamorado como quedó de su imagen, quiso reunirse con ella y murió ahogado tras lanzarse a las aguas.
En lo que todos están de acuerdo es que en el lugar de su muerte brotó una nueva flor al que se le dio su nombre: el narciso, flor que crece sobre las aguas de los ríos, reflejándose siempre en ellos.
Edad recomendada: 9 años
Creada por
Kathina Ramírez
Colombia
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