Nivel inferencial
Zuleyka una niña que amaba explorar la playa Ayangue, un pequeño paraíso escondido en la costa ecuatorial. Soñaba con encontrar spondylus, esas conchas rojas y espinosas que los antiguos consideraban tesoros sagrados y que aún se encontraban en las rocas de los acantilados que rodeaban la bahía. Lulu, su fiel compañera con su hocico húmedo y sus orejas atentas, siempre la acompañaba en sus expediciones, correteando por la arena oscura y volcánica.
Un día soleado, mientras caminaba por la orilla, sintiendo la brisa cálida en su rostro, viendo el mar, tranquilo y turquesa, como una enorme piscina natural, parecía invitarla a descubrir sus secretos. De repente, entre las piedras y pozas de marea que se formaban al bajar la marea, descubrió algo extraordinario: un caballito de mar, de un verde iridiscente, que nadaba entre las algas. El caballito de mar se acercó y, con una voz suave y melodiosa, le dijo:
"Pequeña, tu corazón es como un spondylus, lleno de tesoros. Dentro de ti hay bondad, amor, valentía y muchos otros sentimientos hermosos. Estos tesoros son más valiosos que cualquier concha que puedas encontrar en esta playa. Cuídalos y compártelos con los demás, porque son lo que te hace especial y única."
Zuleyka escuchó atentamente las palabras del caballito de mar. Reflexionó sobre sus propias emociones y se dio cuenta de que la criatura tenía razón. Los verdaderos tesoros no se encontraban en el fondo del mar, sino dentro de ella misma y en las personas que amaba. Su corazón rebosaba de cualidades y sentimientos hermosos, como la amistad, la generosidad y la alegría.
Zuleyka comprendió que estos tesoros del corazón eran los más importantes, porque la convertían en una mejor persona y la ayudaban a cuidar su entorno. Con una sonrisa radiante y el corazón rebosante de alegría, Zuleyka continuó explorando los rincones de Ayangue junto a Lulu, pero ahora buscaba tesoros diferentes: momentos de felicidad, risas compartidas con los pescadores locales y la oportunidad de proteger la belleza natural de esta playa única.
Un día soleado, mientras caminaba por la orilla, sintiendo la brisa cálida en su rostro, viendo el mar, tranquilo y turquesa, como una enorme piscina natural, parecía invitarla a descubrir sus secretos. De repente, entre las piedras y pozas de marea que se formaban al bajar la marea, descubrió algo extraordinario: un caballito de mar, de un verde iridiscente, que nadaba entre las algas. El caballito de mar se acercó y, con una voz suave y melodiosa, le dijo:
"Pequeña, tu corazón es como un spondylus, lleno de tesoros. Dentro de ti hay bondad, amor, valentía y muchos otros sentimientos hermosos. Estos tesoros son más valiosos que cualquier concha que puedas encontrar en esta playa. Cuídalos y compártelos con los demás, porque son lo que te hace especial y única."
Zuleyka escuchó atentamente las palabras del caballito de mar. Reflexionó sobre sus propias emociones y se dio cuenta de que la criatura tenía razón. Los verdaderos tesoros no se encontraban en el fondo del mar, sino dentro de ella misma y en las personas que amaba. Su corazón rebosaba de cualidades y sentimientos hermosos, como la amistad, la generosidad y la alegría.
Zuleyka comprendió que estos tesoros del corazón eran los más importantes, porque la convertían en una mejor persona y la ayudaban a cuidar su entorno. Con una sonrisa radiante y el corazón rebosante de alegría, Zuleyka continuó explorando los rincones de Ayangue junto a Lulu, pero ahora buscaba tesoros diferentes: momentos de felicidad, risas compartidas con los pescadores locales y la oportunidad de proteger la belleza natural de esta playa única.
Edad recomendada: 13 años
Creada por
TANIA MARILU MIRANDA MOYON
Ecuador
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