Fiesta de Todos lo Santos
La fiesta de Todos los Santos nos recuerda un aspecto esencial de nuestra identidad cristiana y del constitutivo de la santidad. Propone a la meditación los grandes temas de la comunión de los santos, del destino universal de la salvación, de la fuente de toda santidad que es Dios mismo, de la esperanza cierta en la futura e indestructible unión con el Señor. Se trata de una alegría genuina, límpida, corroborante, como la de quien se encuentra en una gran familia donde sabe que hunde sus propias raíces y de la que saca la linfa de la propia vitalidad y de la propia identidad espiritual.
La Fiesta de Todos los Santos nos invita también a no replegarnos nunca sobre nosotros mismos, sino a mirar al Señor para ser radiantes (cf. Sal 34, 6); a no considerar nuestras pobres virtudes, sino la gracia de Dios que siempre nos confunde (cf. Lc 19, 5-6); a no presumir de nuestras fuerzas, sino a confiar filialmente en Aquel que nos ha amado cuando todavía éramos pecadores (cf. Rom 5, 8); y también a no cansarnos jamás de obrar el bien, puesto que en todo caso nuestra santificación es "voluntad de Dios" (1 Tes 4, 3).
La Fiesta de Todos los Santos nos invita también a no replegarnos nunca sobre nosotros mismos, sino a mirar al Señor para ser radiantes (cf. Sal 34, 6); a no considerar nuestras pobres virtudes, sino la gracia de Dios que siempre nos confunde (cf. Lc 19, 5-6); a no presumir de nuestras fuerzas, sino a confiar filialmente en Aquel que nos ha amado cuando todavía éramos pecadores (cf. Rom 5, 8); y también a no cansarnos jamás de obrar el bien, puesto que en todo caso nuestra santificación es "voluntad de Dios" (1 Tes 4, 3).
Edad recomendada: 10 años
Creada por
Vivian Hinojosa
Bolivia
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