Se emplea para designar actitudes, prejuicios o conductas que rechazan, excluyen y, muchas veces, desprecian a otras personas, basados en la condición de extranjero o extraño a la identidad de la comunidad, de la sociedad o del país. Junto con el racismo, y el etnocentrismo son los mayores causantes del inicio de los conflictos interculturales.