Cuando Jesús entra en Jericó, donde la producción y la exportación de bálsamo eran muy importantes. Al no poder ver a Jesús debido a su corta estatura, se sube a un árbol.
Texto de San Agustín que expresa todo el amor que nos tiene Jesús, de como Jesús siempre nos esta esperando con los brazos abiertos, de cómo a pesar de que le demos la espalda él siempre va estar ahí.
Algunos escribas y fariseos trajeron a Jesús una mujer sorprendida en el adulterio y poniéndola en medio, pretendían que Jesús dictara sentenc ia de muerte contra ella. Como Jesús sabía que éstos estaban tentándolo, los retó a lanzar piedras contra ella si ellos estaban libres de pecado. “Ella dijo: Ninguno, Señor. Entonces Jesús le dijo: Ni yo te condeno; vete, y no peques más”.
“Y el hombre de quien habían salido los demonios le rogaba que le dejase estar con él; pero Jesús le despidió, diciendo: Vuélvete a tu casa, y cuenta cuán grandes cosas ha hecho Dios contigo. Y él se fue, publicando por toda la ciudad cuán grandes cosas había hecho Jesús con él”. El demonio era una persona que estaba endemoniado desde hace mucho tiempo, al ver a Jesús se siente atormentado porque reconoce que es el hijo de Dios.
Jesús sana los corazones de aquellos y aquellas que se cruzan con él, Jesús hace una restauración de tu corazón y te reconstruye desde las raíces para que seas una mejor persona.
Pasando Jesús de allí, vio a un hombre llamado Mateo, que estaba sentado al banco de los tributos públicos, y le dijo: Sígueme. Y se levantó y le siguió. Consideremos lo siguiente: abandonar su trabajo, el sustento propio, y seguir a un hombre que apenas había escuchado de él pero Mateo vio algo en Jesús que le llamo la atención.
“Cualquiera que bebiere de esta agua, volverá a tener sed; mas el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás; sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte para vida eterna.” Aquí es donde esta mujer samaritana deja el adulterio para empezar a testificar acerca de Jesús.
A Jesús le susurran al oído diciéndole que la mujer que esta bañando sus pies con perfume es una pecadora, pero Jesús no ve los pecados, ve el corazón de los pecadores y se da cuenta que la mujer que tiene al frente es una mujer que ama mucho.