Se considera un proceso fisiológico de la perra en el cual se presentan signos de gestación sin que haya habido monta ni fecundación previas. Suele aparecer entre 6 a 9 semanas tras el inicio del celo y los signos más habituales incluyen: nerviosismo, construcción de nido, adopción de muñecos y/u otros objetos como si fueran sus crías, agresividad, trastornos del apetito, desarrollo de la glándula mamaria (con o sin producción de leche) , poliuria/polidipsia y en menor medida, otros como vómitos. Sólo se trata si los síntomas resultan problemáticos, como por ejemplo, producción láctea abundante o signos de infección secundaria, inflamación de las mamas, nerviosismo excesivo, agresividad hacia persona y/u otros animales, etc. Para su correcto diagnóstico siempre se debe realizar ecografía abdominal para descartar gestación.