Lo inmovilizaban: sentirlos en los pies y quedarse inválido era todo uno
en vano los marineros bailaban y zapateaban ante él para demostrarle la utilidad y la inofensividad del calzado.
cortarle el pelo y bañarlo, luego vestirlo.
Todo lo admitió y todo lo adoptó entusiasmado.
Pedro lo rechazó rotundamente
sólo con el tiempo sus pies se habituaron a ellos.
No había quién lo hiciera dar un paso
Lo único que rechazó fueron los zapatos.