A.
La identidad de las niñas se construye en relación a los demás, no a sí mismas. Se funda en lo colectivo. El vivir para otros es muy profundo, representa una huella mnémica que se origina en lo que Maturana denomina la biología del amor, en la apuesta por la vida, por el bienestar humano y el cuidado de los demás.