Pueden tener distintas formas y tamaños, aún en una misma mujer. En el centro de cada uno hay un círculo de piel más oscura formado por la aréola y el pezón. La aréola presenta pequeñas rugosidades: son glándulas sebáceas que segregan un líquido lubricante para proteger el pezón durante el amamantamiento. El pezón, que tampoco es igual (ni en tamaño ni en forma) entre las mujeres, puede endurecerse debido a la sensación de frío o de excitación sexual. En el interior hay glándulas productoras de leche y conductos que durante la lactancia transportan la leche hacia el pezón. A lo largo de la vida pueden sufrir muchos cambios: aumentar de tamaño con el embarazo, hincharse durante la menstruación, volverse más flácidos luego del embarazo, al adelgazar o con el envejecimiento.