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Reproducción

Respuesta a estímulos externos

No se multiplican

Estructura química variada

Crecimiento, desarrollo y regeneración

Complejidad

Forma y tamaños invariables

No muestran reacción ante estímulos externos

No requieren de energía para sobrevivir

No evolucionan

Los objetos no vivos no se adaptan a las condiciones externas. En algunos casos se degradan por las condiciones externas. Por ejemplo, las rocas, con el pasar del tiempo y de las fuerzas de la naturaleza, se pueden romper y formar arena o grava.

Los seres vivos se reproducen, es decir, se multiplican. Existen dos tipos de reproducción: sexual y asexual.

En este sentido, los objetos no vivos no muestran un comportamiento defensivo o favorable ante estímulos negativos o positivos. Por ejemplo, si golpeas un vehículo, este no se retira adolorido o ataca enfurecido.

Esto significa que cuando un ser vivo entra en contacto con agentes físicos o químicos puede reaccionar. La respuesta puede ser a corto o largo plazo. Por ejemplo, las plantas crecen hacia arriba por el estímulo de la luz del sol, un efecto conocido como fototropismo positivo.

En este sentido, los objetos no vivos no muestran un comportamiento defensivo o favorable ante estímulos negativos o positivos. Por ejemplo, si golpeas un vehículo, este no se retira adolorido o ataca enfurecido.

Aunque sabemos que un vehículo necesita de combustible para su funcionamiento, el vehículo puede existir aun sin tener combustible.

Los seres no vivos no tienen una estructura química distintiva entre ellos y, por lo general, son bastante más simples. Por ejemplo, el agua está compuesta por dos átomos de hidrógeno y uno de oxígeno, mientras que la sal de cocina está compuesta por átomos de sodio y cloro. Las rocas son mezclas de minerales y elementos inorgánicos.

Los seres vivos son criaturas químicamente complejas, aunque estén constituidos, principalmente, por átomos de cuatro elementos: carbono, oxígeno, hidrógeno y nitrógeno. Al combinarse dan origen a moléculas orgánicas o macromoléculas como proteínas, carbohidratos y ácidos nucleicos. Estas, a su vez, se organizan y originan las células, la unidad básica de la materia viva.

Los seres inanimados no cambian su forma o tamaño por sí mismos. Por ejemplo, una taza de cerámica tendrá la misma forma y tamaño por siempre, mientras un agente externo no altere su estructura, esto es, que se nos caiga y se rompa.

Los organismos vivos crecen, es decir, aumentan su tamaño, ya sea porque el tamaño de las células o el número de estas aumenta. Además, desarrollan estructuras especiales en los organismos superiores como órganos, tejidos y sistemas, con funciones específicas. Los seres vivos también tienen la capacidad de regenerarse y/o repararse cuando sufren una lesión o daño reversible. Por ejemplo, cuando nos cortamos, los tejidos alrededor de la herida crecen y producen material para formar las cicatrices.