Tolerancia al fracaso
Capacidad de autopromoción
Capacidad de planificar, organizar y gestionar
Habilidades comunicativas
Habilidad para tomar decisiones
Capacidad de asumir riesgos
Habilidades personales y sociales
Creatividad e imaginación
Aprendizaje continuo
Paciencia y perseverancia
Desarrollar una empresa implica disponer de unos factores de producción adecuados y gestionarlos con la máxima eficiencia.
Saber qué hacer en cada momento y seleccionar las alternativas que hay disponibles es crucial para aprovechar las oportunidades.
Sirve para aportar soluciones creativas o ideas originales y permite al emprendedor desarrollar oportunidades y aplicar innovaciones.
El emprendedor es aquella persona que siempre está dispuesta a adquirir conocimientos y que tiene la capacidad de aprender con el fracaso.
La persona que lo promueve debe tener la capacidad de explicar el proyecto de iniciativa emprendedora a aquellos que tengan interés en él (socios e inversores potenciales, cliente la, proveedores, entidades financieras, etc.).
La capacidad de ser poco permeable a esto y asumirlo como una fuente de información y de enriquecimiento fortalece las posibilidades del proyecto emprendedor.
Consiste en gestionar los impulsos de forma paciente, esperando las oportunidades y no precipitarse tomando decisiones no meditadas. Estas cualidades son necesarias para estar preparado para el éxito y para el fracaso.
El emprendedor debe estar en continua campaña de promoción, ya que de la divulgación de su proyecto depende el éxito que pueda obtener.
La asunción de estos es fundamental para el desarrollo de la idea de negocio en un medio hostil que constantemente amenaza con el fracaso.
Empatía, asertividad, autoestima, cooperación e iniciativa son habilidades ligadas a la persona y su relación con la sociedad. Son sumamente importantes para que el resto de las cualidades del emprendedor se puedan aprovechar con éxito.