Icon Crear Crear
Jugar Relacionar Columnas
  • Entonces, Osto llegó a la Plaza de Armas y se sentó en uno de los bancos.

    Vive en un laboratorio, entre frascos de cristal muy grandes, probetas, tubos de ensayos y muchas sustancias químicas.

    Estaba triste, pues recordó lo que le había sucedido en el colegio, cuando invito a bailar a la señorita Taisa Bailova.

    De repente se detuvo. Se le había ocurrido una gran idea.

    Lentamente se subió al barco piratas. No había nadie. Solo la luz de la luna.