María de la Encarnación viaja a Canadá y su hijo Claudio la despide.
María pide a la virgen que guíe su nuevo camino como misionera.
María , a los 15 años, pide permiso a su madre para poder ingresar al convento.
María de la Encarnación oraba con sus hermanas ursulinas.
María de la Encarnación tenía un espíritu muy solidario.
El Papa Juan Pablo II la beatifica el 22 de julio de 1980
El Papa Francisco la canoniza el 3 de abril de 2014
Jefe de la Tribu recibe a las ursulinas, entre ellas se encuentra María de la Encarnación.
Su hijo Claudio decide servir a Dios como sacerdote.
María de la Encarnación decide ir al convento para ser una ursulina comprometida.