Don Alonso deseaba ser un caballero andante para luchar contra gigantes y defender a los necesitados. —Pero primero necesitaré unas armas –pensó el hidalgo. Don Alonso encontró en su casa una armadura con su casco, una lanza y un escudo de sus bisabuelos. Estas armas estaban viejas y desgastadas. Don Alonso limpió las armas y las sacó brillo. Ya tenía las armas de un caballero.